De piedra ruda y de tierra apisonada. Dicen que cantábricos trajeron su mañas a esta sierra de reconquista.
De paredes enjalbegadas con cal, morada de braceros. De adobe la construcción del pobre que el pan amasa. Lumbre sobre losa abierta al “sobrao”, llares, vigas y duelas ahumadas de matanzas a la vista, por donde el viento brama entre sus rendijas, llenando la casa el cierzo.
El hogar del humilde. Alrededor del trébede donde el puchero descansa al calor de las ascuas... El Trébede.
La humildad de la vida está en valorar nuestro hogar como raíz de nuestro progreso.
Un abrazo.