Gorgotea el caño alegre de abundancia, pegado a su pared mohosa, clava en el pilón su agua, lo hace con una plomada herida; en aquellas aguas que yacen mansas. San Migueles que cimbrean y se irguen, buscando la luz bajo sus aguas. Discurre fluida hacia la poza, con mansedumbre toda agua; el remanso donde las mujeres enjabonan ropa y la aclaran.
Recuerdo a mis mayores, los recuerdo tras la matanza; recopilando todos los sebos y las sobrantes...