CUANDO EL HAMBRE APRIETA CRECE EL INGENIO (parte cuarta)
Transcurría la vida hozando trabas que el exilio nos ponía y, a cada bocado, se rumiaba el descontento de aquellos duros pasos que nos costaba el sustento. Y todos los días salía el sol. Nacía una esperanza en nuestros corazones, alivio de tener un techo, una cama donde paliar el sueño y ese plato de caliente que resucita bien el cuerpo. Y, si en algo hubo reflexiones, fueron éstas en valorar lo más obvio: para ser feliz en la vida valga...