Ya sé que has confesado no tener mucho que contar pero ¡qué carallo (diría un gallego! Ahí, por muy lejos que estés, tienes que sentir de alguna manera este corazón charro; hablanos de él, de ese sabor embrionado que deja en lontananza un sueño, un anhelo; una chispa neurálgica o un brote curioso con el sabor de tu pueblo.
Para una amiga muy lejana le mando este gesto. Que buèn relato, cuànta nostalgìa y alegrìa.... ¡ ¿AHORA QUÉ?
Ay, si por suerte aún residiera en ese pueblo, no me importarían las calles vacías que otras veces encuentro; porque ya sé que mis paisanos viven puertas adentro. Llamaría al picaporte si acaso alguno encuentro. Y si así no estuviera dispuesto, que mis gentes no hacen uso de eso; por el portón abierto de entonces daría las voces de que paso para adentro. Subiría de mil amores a su encuentro.
¡Qué fácil era en otros tiempos! Cuando nadie cerraba las puertas a las visitas inesperadas...