Nuestra vida transcurre entre favores que nos damos y recibimos, opciones que determinan un cauce de oportunidades satisfactorias unas y lamentables otras. Tan canalizado va nuestro regato de vida al arroyuelo de nuestros convecinos como el grueso cauce de todo un río de sociedad; para alcanzar la mar brava del planeta. La confianza de unos en otros espera el consuelo de ser recíproco, de que no arrastre perfidia, deseoso de hallar el apoyo íntegro...