Hubo mañanas muy alegres, amaneceres con sol que guían los acontecimientos; calles que despiertan temprano y se visten de cisternas llenas de leche. Así aparecieron colocadas aquellas plateadas lecheras y, en la puerta de mi amigo, paró el camión cisterna. Bajó un señor con un frasquito y echó dos gotitas en ellas. Parece ser que algunos especulan con agua que detecta esas goteras. El embase de don Victoriano es leche cabal y de la buena.
Tenía una casilla... ¡Qué sentada mas vacuna, Pedro! Esta foto es preciosa por su luz, color y claridad de imagen; adoro las vacas.