Tras una jornada y otra, siempre pensando o rogando por tener días de asueto, sucede que esto llega; mañana soy hombre libre, tan solo me faltan horas. Cogeré descanso en mi mente y gozaré cómo se debe gozar cuando uno manda en su persona. Subiré las escaleras de la fantasía, tocaré el cielo del descanso y, si la salud ayuda, usaré con dignidad mi recreo sin perder la compostura. No quiero que tanto oxigeno me dañe por ansioso y se me atragante estos preciosos días....