Tales son nuestras cosas en sociedad que nadie viaja sin su cruz. Ese lado oscuro que cada uno de nosotros sufre en su silencio y que, aún queriéndolo, no puede transferir ni otorgar; si acaso sólo y en el mejor de los casos, rendirse ante tanto peso y dejarse vencer (es como decir que se entrega a la muerte). Hay responsabilidades que nos superan y, en la vida y pasión de Cristo, nuestro coraje o hundimiento ante las situaciones se revelan como un fiel reflejo de nuestra humanidad. EL QUE NO SE ACOFRADE QUE NO TOME VELA
Siempre se oyó esta frase: “el que no se a cofrade que no tome vela”. Y es curioso el efecto que ésta expresión produce entre los acólitos o concurridos comprometidos. Cofrade, cofradía; hermandad de personas que inciden en un culto común. Yo soy cofrade de mi pueblo, rindo culto a sus pasados y sus presentes. Enciendo unas líneas a sus santas gentes con una fe ferviente en que seré escuchado y, ello, llena mi capacidad de quererle y sentirlo como una corriente...