Es un día de julio de 1971. Sopla una lijera brisa (marea, la llaman en Lagunilla) que aprovechan para limpiar el trigo. Puwede observarse cómo flota en el aire la paja desplazada por la brisa. A cada extro del MUELO dos personas: marido al fondo, esposa de espalda en primer plano, se afanan en aprovechar el viento de media tarde con la esperanza de concluir al final del día. Es la zona de la Rosancha comprendida entre dos castaños, uno de ellos centenario y hueco, cerca del camino del RIGÜELO

(Agosto de 1971)

Languidecidos mis paisanos se muestran ausentes. Son acaso los aires fríos, las nieves; pues el foro está tan entumecido que apenas se mueve.

¡Ánimo! Que alguien nos cuente algo, que prenda lumbre con cualquier borrajo; como en aquellos pretéritos años nostálgicos, cuando al amparo de un buen fuego se juntaban las familias y vecinos, haciendo frente al invierno con cuentos, leyendas; chistes o versos y, si viene a bien una fábula que ayude a paliar tristezas y cautiverios de esta difícil estación...