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Mi tío Manuel casando a hijos, LAGUNILLA

Es el de la derecha de esta foto, otro hermano de mi madre que no llegué a conocer.
(2 de Enero de 2013)
A mi también me alegra tenerte entre mis contactos y disfrutar de esas cosas que compartes en tu página. Una pena lo que estáis pasando con la inseguridad ciudadana por allá. Un abrazote desde Pamplona.
pedro, leyendo algunas crònicas de tu viaje a las pampas, la verdad es que me haces reir con ese estilo descriptivo y casi burlòn... la verdad lo que te paso en el aviòn es cierto. La inseguridad nos tiene a mal traer, las joyas en la calle no existen y TODOS hemos sido asaltado alguna vez a punta des pistola.
Asi estamos y lo peor que no tiene visas de cambio, para nada, esta es la parte de la vida que nos ha tocado vivir. Y asì serà-Cuamto me alegro de tenerte como amigo forero virtual-La verdad...
Querida Mily, no pude llegarme hasta donde Ana; vive lejos de Avellaneda y Berazategui. Unos primos de por allá se acercaron a conocerme. Mi visita era más familiar que turística y, por desgracia, los días muy limitados. Pude honrar con mi visita a las mitades de los primos, que no es poco.
Argentina es enorme, Buenos Aires está situado en una inmensa llanura que forma parte de lo que allí es La Pampa; un suelo sin piedras, muy verde; rodeado de inmensas fincas sin explotar. Hay cantidad de perros...
Que emocionante, Pedro la vuelta seria mas triste para tu familia de Argentina, seguro que a ellos les hubiera gustado venir, pero cuando rehaces tu vida en otras ciudades o países es muy difícil volver a tus orígenes, porque si nacen hijos, ellos tienen trabajo y su vida allí. Tengo una curiosidad, ¿vistes a nuestra querida Ana Maria?. Muestranos alguna de las fotos, que seguro realizaste. Un beso
MI LLEGADA A ECEIZA

Eceiza es el aeropuerto argentino de Buenos Aires. Tras doce horas de avión desde Madrid se llega con el cuerpo molido, recorrer catorce mil kilómetros sentado tiene ciertas incomodidades; sobre todo los pies. Se hinchan. Muchos pasajeros se quitan los zapatos y, como me sucedió a mí; luego cuesta ponérselos de nuevo. Pero, en llegando al destino, se anula estos lastres y son imperativos mayores el deseo de hallar a la familia esperando que salgas al encuentro tan anhelado...