¡Que rico está el queso de cabra! sea tierno o curado, en acéite o pimentón. Y qué recuerdos me traen a mi memoria los animales productoras de este manjar que elaboran las expertas manos de artesanos como las de Antonio.
En el pueblo hay otra quesería que también los elabora y en alguna ocasión los he probado. También muy buenos. ¿Cómo se llama? La Yedra, puede ser, pero no recurdo.
Mi memoria me traslada a mi infancia. Me hace ver, junto con alguno de mis primos y el abuelo, que con un jarro... Es un queso como los que compraba mi madre cuando nos acercábamos en vacaciones. Luego los metía en aceite y, con el tiempo, la casa olía a pies sudados. La despensa de los pisos no es tan discreta como las bodegas de nuestras rústicas casas.
¡Cómo picaba! Cuando aún estaba tierno (fresco) era un paladar que yo jamás rechazaba. Ya seco era otra cosa. En cuanto tomaba ese baño de oleína que le daba la oliva a nuestro aceite y pasaba unos meses… era un bocado de hombres y buen vino.