¡Buena colección! Recuerdo la peseta dorada, tambien hubo esa de dos cincuenta y "el duro" (cinco de esas pesetas) ya platedo el señor ¡Ajá! Casi no me acordaba de la que valía veinticinco. Esa de cincuenta no la olvidé. Me recuerdan los cromos que coleccione del antiguo testamento. Ya os contaré cómo rateaba los bolsillos de abrigos que mi madre guardaba en el armario sin recoger la calderilla descuidada de las compras. Ahí fue la primera vez que poseí cincuenta pesetas. Abultaba tanto en mi mano...