Y llega un momento final, aquel en el que cobra interés el reloj; las vacaciones se acaban. Qué mejor que despedirlas con unos ricos platos: un tostón al horno, café y copazo, si se tercia o apetece; un purito en sobremesa para ir aligerando el empacho.
Salí al poyo de la puerta, buscando la sombra, mientras las voluntarias recogían los cacharros y terminaban de golosear la tarta de chocolate que hubo traído mi hermana; a mí no me apeteció. Me siguió mi hermano para...