Arteria que fluyes labrando vaguadas, rompiendo el collado de bellas gargantas; sinuosa vena de vida que ornas mis montañas. Decidle a esa gente del pueblo, a mis serranos y serranas, que habéis bajado de la cumbre de un sueño y les traéis esperanza. Que dejasteis atrás las tormentas y que, de los hielos, son estas claras aguas.