Bajo la escarcha de plata la frente erguida clava. Suspende brioso el derecho de la noble mirada. Justicia natural del guerrero que a los años desafía por clavar amor a la naturaleza que quiere agostar sus días. No hay piedad cuando impera por doquier la vida.
Todo viaja con los polos. Ayer fastuoso e iluminado por largos días de primavera hoy, despojado de su follaje sus guías de vida hibernan a la espera de otros giros.
El paso del tiempo marca en todo ser vivo su huella, a todos su ritmo, pero la hora de la necesidad del otro es ineludible.
Suerte de aquellos, quien a pesar de sus años no le falte manos de otros que acaricien su rostro. Rostros de sinuosos rastros, tersos, desgastados, miradas dulces y apenas...