Cuantas molleras mojadas en la pila han dado origen a espectaculares nombres, algunos de ellos innombrables. Debían de mantener a nuestros ancestros en la perpetua memoria. Ya no. Ahora se imita a los chinos (se tira una lata al aire y, según suene, ahí va el niño servido). También se toma el referente de actores o musas de origen extranjero que, por casualidad, nos cautivó y, en nuestra ignorancia del idioma, sin conocer que fuese un seudónimo… ¡Ala! Cómo suena bien ¿Dónde...