QUÉ CERCA ESTÁ EL VERANO 5ª ENTREGA
Si se tiene memoria de las horas posteriores a la comida en un contexto estival y rodeado de casas adormecidas y calles abatidas o desoladas, podremos entender que, un grupo de jóvenes aburridos, se sacudan ese plomo aventurándose en los arcanos del espiritismo. Que busquen una casa apartada de curiosos e improvisen una cartulina, con los referentes hábiles trazados para adentrarse en los morbosos misterios de los espíritus peregrinos. Esos entes que, por alguna razón, se les invita a reunirse ante un elenco de empecinados, reunidos en una mesa sobre la que descansa la, ya citada, cartulina con el abecedario de la lengua castellana suscrito en circulo y, en el núcleo de ese círculo, flamea un vaso atormentado por el trémulo pulso de tantos dedos descansando sobre su culo. Y, una sin razón de preguntas lacónicas que, en demandas, pretende invocar la energía suficiente para que ese vidrio se desplace de manera convincente y señale las respuestas.
Genera poca fe entre los que concurren. Yo, por ser sincero, me importaba un rábano. Aquel día fui y me puse al calor de esta aventura porque, entre el grupo; había una rubia en particular que si tenía poderes. Me arrastraba a toda clase de estupideces habidas y por haber. Ahí…sí que se manifestaban los espíritus. Si la rubia subía, bajaba o se mudaba…donde quiera que iba, allá me arrastraba. Ay… el amor.
Si se tiene memoria de las horas posteriores a la comida en un contexto estival y rodeado de casas adormecidas y calles abatidas o desoladas, podremos entender que, un grupo de jóvenes aburridos, se sacudan ese plomo aventurándose en los arcanos del espiritismo. Que busquen una casa apartada de curiosos e improvisen una cartulina, con los referentes hábiles trazados para adentrarse en los morbosos misterios de los espíritus peregrinos. Esos entes que, por alguna razón, se les invita a reunirse ante un elenco de empecinados, reunidos en una mesa sobre la que descansa la, ya citada, cartulina con el abecedario de la lengua castellana suscrito en circulo y, en el núcleo de ese círculo, flamea un vaso atormentado por el trémulo pulso de tantos dedos descansando sobre su culo. Y, una sin razón de preguntas lacónicas que, en demandas, pretende invocar la energía suficiente para que ese vidrio se desplace de manera convincente y señale las respuestas.
Genera poca fe entre los que concurren. Yo, por ser sincero, me importaba un rábano. Aquel día fui y me puse al calor de esta aventura porque, entre el grupo; había una rubia en particular que si tenía poderes. Me arrastraba a toda clase de estupideces habidas y por haber. Ahí…sí que se manifestaban los espíritus. Si la rubia subía, bajaba o se mudaba…donde quiera que iba, allá me arrastraba. Ay… el amor.