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LAGUNILLA: El silencio es una cualidad de la vida interior...

El silencio es una cualidad de la vida interior

¡Cuánto nos equivocamos al pensar que el silencio es necesariamente el desierto, el vacío, la ausencia de toda actividad, de toda creación, en una palabra: la nada! En realidad, hay silencios y silencios, y de una forma general se puede decir que existen dos tipos de silencio: el de la muerte y el de la vida superior. Este silencio de la vida superior es precisamente el que hay que comprender y del que hablamos aquí. Este silencio no es una inercia sino un trabajo intenso que se realiza en el seno de una perfecta armonía. Tampoco es un vacío, una ausencia, sino una plenitud comparable a la que experimentan seres unidos por un gran amor y que viven algo tan profundo que no pueden expresarlo con gestos o con palabras. El silencio es una cualidad de la vida interior.
En la vida espiritual el silencio nunca es un fin en sí mismo, sólo tiene la función de ofrecer condiciones favorables al trabajo del pensamiento. El silencio por sí mismo no aporta mucho; claro está, apacigua, calma, pero eso es todo. El verdadero papel del silencio es permitir el desarrollo del pensamiento y de la imaginación. Por tanto, siempre que tengan ocasión de saborear verdaderos momentos de silencio, en su casa o en la naturaleza, intenten crear con el pensamiento algo puro, cálido, luminoso, para que la atmósfera vibre a su alrededor y para que todos los que vengan luego a visitarles o que pasen por ahí se sientan impulsados a hacer el bien. ¿Para qué sirve quedarse ahí, inmóvil? ¡No debemos quedarnos como una piedra! Incluso en la inmovilidad y el silencio, hay que saber ser dinámicos y creadores.