Buscando información (fuente de la vibora)
Tan desconocidas como temidas y odiadas, las serpientes son uno de los grupos de vertebrados ibéricos más olvidados. Calladamente, el estado de conservación de algunas
especies se desliza hacia un grado de amenaza preocupante. Es el caso de la víbora hocicuda, como indica un análisis
de vulnerabilidad basado en distintas características
biológicas y ecológicas. Otras, como la culebra
de cogulla, podrían presentar problemas de
conservación a escala local en el futuro.
La península Ibérica está habitada por trece especies de ofidios (serpientes). Ocupan toda clase de ambientes, desde arenales costeros hasta pedrizas alpinas. Tres de ellas, las víboras áspid (Vipera aspis), de Seoane (V. seoanei) y hocicuda (V. latasti), pertenecen a la familia de los vipéridos. Las restantes son culebras englobadas en la familia de los colúbridos, si bien una de ellas, la bastarda (Malpolon monspessulanus), pertenece a una subfamilia más emparentada con las cobras o las serpientes de coral que con las otras culebras ibéricas.
Biogeográficamente hablando, los ofidios ibéricos se dividen en tres grupos de especies, según su origen, revelado mediante datos genéticos. Uno incluye a las culebras de herradura (Coluber hippocrepis), bastarda, de cogulla (Macroprotodon brevis) y viperina (Natrix maura), que se han dispersado desde el norte de África cruzando el estrecho de Gibraltar más o menos recientemente. Otro lo forman las de origen ibérico, que pueden sobrepasar algo el ámbito peninsular, caso de la víbora hocicuda y de Seoane, o penetrar más en Europa, como sucede con la culebra de escalera (Elaphe scalaris). En un tercer grupo se encuadran las que se han refugiado en las penínsulas meridionales desde el centro de Europa durante las glaciaciones pleistocénicas, como sucede en el ámbito ibérico con las culebras de Esculapio (Elaphe longissima), verdiamarilla (Hierophis viridiflavus), lisa meridional (Coronella girondica), lisa europea (C. austriaca), de collar (Natrix natrix) y la víbora áspid.
Tan desconocidas como temidas y odiadas, las serpientes son uno de los grupos de vertebrados ibéricos más olvidados. Calladamente, el estado de conservación de algunas
especies se desliza hacia un grado de amenaza preocupante. Es el caso de la víbora hocicuda, como indica un análisis
de vulnerabilidad basado en distintas características
biológicas y ecológicas. Otras, como la culebra
de cogulla, podrían presentar problemas de
conservación a escala local en el futuro.
La península Ibérica está habitada por trece especies de ofidios (serpientes). Ocupan toda clase de ambientes, desde arenales costeros hasta pedrizas alpinas. Tres de ellas, las víboras áspid (Vipera aspis), de Seoane (V. seoanei) y hocicuda (V. latasti), pertenecen a la familia de los vipéridos. Las restantes son culebras englobadas en la familia de los colúbridos, si bien una de ellas, la bastarda (Malpolon monspessulanus), pertenece a una subfamilia más emparentada con las cobras o las serpientes de coral que con las otras culebras ibéricas.
Biogeográficamente hablando, los ofidios ibéricos se dividen en tres grupos de especies, según su origen, revelado mediante datos genéticos. Uno incluye a las culebras de herradura (Coluber hippocrepis), bastarda, de cogulla (Macroprotodon brevis) y viperina (Natrix maura), que se han dispersado desde el norte de África cruzando el estrecho de Gibraltar más o menos recientemente. Otro lo forman las de origen ibérico, que pueden sobrepasar algo el ámbito peninsular, caso de la víbora hocicuda y de Seoane, o penetrar más en Europa, como sucede con la culebra de escalera (Elaphe scalaris). En un tercer grupo se encuadran las que se han refugiado en las penínsulas meridionales desde el centro de Europa durante las glaciaciones pleistocénicas, como sucede en el ámbito ibérico con las culebras de Esculapio (Elaphe longissima), verdiamarilla (Hierophis viridiflavus), lisa meridional (Coronella girondica), lisa europea (C. austriaca), de collar (Natrix natrix) y la víbora áspid.