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LAGUNILLA: ¿QUÉ COSA MÁS APETECIBLE QUE UNA HORA DE FELICIDAD...

¿QUÉ COSA MÁS APETECIBLE QUE UNA HORA DE FELICIDAD PODRÍAN DARNOS LOS DIOSES?

En una de sus Odas, del siglo I, dice este poeta latino: Quid datue a divis felici optatius hora?

Se presenta el logro de ese bien como algo tan escaso que puede considerarse afortunado quien consigue gozar de él al menos una sola hora durante su vida. A pesar de lo exagerado de la afirmación, la frase pone de manifiesto que el hecho de que el hombre la busque con tanto ahínco es indicativo de que no es fácil dar con ella.

Dice la copla popular ecuatoriana del siglo XIX:

TODA MI VIDA CON HAMBRE,
CON HAMBRE DE SER FELIZ;
MAS COMO ESTOY EN EL MUNDO,
CON HAMBRE ME HE DE MORIR.

Pone en el ánimo esta copla el hecho de la dificultad grande en el logro de la felicidad, tan elusiva, tan condicionada a tantas cosas, tan dependiente de una cadena de hechos y realizaciones. No se es feliz de repente, sino como resultado de una serie de acontecimientos materiales y espirituales pertenecientes al reino de la realidad y también al de la imaginación.