SI NUESTRA OBRA NO ES DE UTILIDAD, LA GLORIA QUE PUEDA DERIVAR DE ELLA ES ESTÚPIDA.
Dice en sus Fábulas esta autor latino del siglo I: Nisi utile est quod facimus, stulta est gloria.
Casa bien esta frase con aquello que dijera Goethe en Tasso: "ES MÁS FÁCIL TEJER UNA CORONA QUE HALLAR UNA CABEZA DIGNA DE ELLA". Alude el poeta y escritor alemán del siglo XVIII a que en muchos casos la gloria, como las coronas, reposa en cabezas indignas o en aquellas cuyo mérito es escaso. La gloria, el reconocimiento público a la acción de los hombres, no siempre se aviene con la realidad de la persona a la que se adjudica y premia, sobre todo si se tiene en cuenta la naturaleza de sus hazañas. ¿Qué queda de los grandes atletas olímpicos de la Grecia clásica? ¿Quién aprovechó de un salto extraordinario, o de una carrera tan vertiginosa que dejó atrás al resto de los participantes? ¿A quién aprovecha? ¿Qué utilidad sacó nadie de que fulano, mengano o zutano brillaran en las tablas y dijeran el verso con genial maestría...? Todo cuanto es aire torna al aire. Todo cuanto no es realización material o espiritual duradera que pueda beneficiar no sólo a los coetáneos de la hazaña sino también a los herederos en el tiempo, todo aquello, digo, es vano, es una caña que se agita en el viento, por utilizar el lenguaje de los libros sagrados. Pensemos en nuestro tiempo: ¿a quién, de verdad, puede importarle quie un equipo de futbol sobresalga y conquiste un trofeo? Sólo a sus componentes y a quienes se benefician económicamente del suceso. Ee un ejemplo de gloria vana, vacía de contenido, ya que procede de habilidades inútiles, acaso árboles hermosos, pero de hoja caduca y carente de fruto. El término "gloria" equivalía a reputación, nombradía referida a las hazañas, por lo que la persona de tales prendas merecía el honor de vivir en la fama y estima de generaciones futuras, condición tan apreciada a lo largo de la historia que a menudo todo se sacrificaba a ella, o se vivía con la mirada puesta a merecerla.
Dice la copla:
ES EN GLORIAS PASADAS
EL PENSAMIENTO
UNAS VECES VERDUGO
Y OTRAS CONSUELO.
Pero también se da la nota realista, el desprecio de todo lo que no suponga el goce rápido, el carpe diem, el aquí y ahora. Dice otra copla:
YO, CON PERDÓN DE LA GLORIA,
MUCHO MÁS ESTIMARÍA
VIVIR EN EL MUNDO UN DÍA
QUE CIEN AÑOS EN LA HISTORIA.
Dice en sus Fábulas esta autor latino del siglo I: Nisi utile est quod facimus, stulta est gloria.
Casa bien esta frase con aquello que dijera Goethe en Tasso: "ES MÁS FÁCIL TEJER UNA CORONA QUE HALLAR UNA CABEZA DIGNA DE ELLA". Alude el poeta y escritor alemán del siglo XVIII a que en muchos casos la gloria, como las coronas, reposa en cabezas indignas o en aquellas cuyo mérito es escaso. La gloria, el reconocimiento público a la acción de los hombres, no siempre se aviene con la realidad de la persona a la que se adjudica y premia, sobre todo si se tiene en cuenta la naturaleza de sus hazañas. ¿Qué queda de los grandes atletas olímpicos de la Grecia clásica? ¿Quién aprovechó de un salto extraordinario, o de una carrera tan vertiginosa que dejó atrás al resto de los participantes? ¿A quién aprovecha? ¿Qué utilidad sacó nadie de que fulano, mengano o zutano brillaran en las tablas y dijeran el verso con genial maestría...? Todo cuanto es aire torna al aire. Todo cuanto no es realización material o espiritual duradera que pueda beneficiar no sólo a los coetáneos de la hazaña sino también a los herederos en el tiempo, todo aquello, digo, es vano, es una caña que se agita en el viento, por utilizar el lenguaje de los libros sagrados. Pensemos en nuestro tiempo: ¿a quién, de verdad, puede importarle quie un equipo de futbol sobresalga y conquiste un trofeo? Sólo a sus componentes y a quienes se benefician económicamente del suceso. Ee un ejemplo de gloria vana, vacía de contenido, ya que procede de habilidades inútiles, acaso árboles hermosos, pero de hoja caduca y carente de fruto. El término "gloria" equivalía a reputación, nombradía referida a las hazañas, por lo que la persona de tales prendas merecía el honor de vivir en la fama y estima de generaciones futuras, condición tan apreciada a lo largo de la historia que a menudo todo se sacrificaba a ella, o se vivía con la mirada puesta a merecerla.
Dice la copla:
ES EN GLORIAS PASADAS
EL PENSAMIENTO
UNAS VECES VERDUGO
Y OTRAS CONSUELO.
Pero también se da la nota realista, el desprecio de todo lo que no suponga el goce rápido, el carpe diem, el aquí y ahora. Dice otra copla:
YO, CON PERDÓN DE LA GLORIA,
MUCHO MÁS ESTIMARÍA
VIVIR EN EL MUNDO UN DÍA
QUE CIEN AÑOS EN LA HISTORIA.