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LAGUNILLA: (Veritas filia temporis), es decir, de la oportunidad,...

(Veritas filia temporis), es decir, de la oportunidad, de la ocasión. Sugiere la frase que acaso haya siempre provisionalidad, interinidad en aquello que se tiene como verdadero, como si lo fuera sólo de momento, hasta que otra verdad se presente y la sustituya. El paso del tiempo impone sus condiciones, de modo que lo que hoy conviene tener por verdad, acaso mañana no se sostenga como tal y sea necesario o conveniente cambiarla. Viene al caso recordar aquella anécdota del profesor Rudolph Hermann Lotze que, preguntado acerca de la verdad científica, dijo tajante: "En fisiología, la vida media de una verdad es de tres o cuatro años". Cuando visitó por primera vez la ciudad de Roma, la reina Cristina de Suecia se detuvo ante la estatua de la Verdad, del famoso escultor Bellini. Uno de los cardenales que la acompañaban dijo entonces: "Gran alegría me causa el ver que la reina se acerca a la Verdad", a lo que respondió la soberana: "Reparad, sin embargo, en que no todas las verdades son de mármol". Eso cuando no son del todo arbitrarias. Georges Duchêne, parlamentario francés de mediados del XIX, desencantado con la república y el sistema parlamentario decía: "LA VERDAD, LA LEY, LA JUSTICIA DEPENDEN DE CUARENTA TRASEROS QUE SE LEVANTAN, CONTRA VEINTIDÓS QUE QUEDAN SENTADOS".

El dramaturgo murciano Salvador J. Polo de Medina, del XVII, reconviene así a cierta dama que se mira en el espejo y se ve vieja:

¿EN QUÉ EL ESPEJO TE AGRAVIA,
SIENDO EL TIEMPO EL QUE TE OFENDE?
QUE ÉL TE DICE LA VERDAD,
Y TU CARA ES LA QUE MIENTE.

Es frase un tanto cínica alusiva a que las circunstancias dictan y deciden qué debe tenerse por verdad, referido a que la verdad es asunto que debemos acomodar e incluso sacrificar a la convivencia del momento, a su utilidad.

Aulo Gelio