LA IDEA DEL PERFECTO CABALLERO ESTRIBA EN DECIR QUE ES AQUEL QUE NUNCA INFLIGE DOLOR EN OTRA PERSONA.
La frase centra la atención en la condición de quien pasa por la vida esparciendo gentileza, generosidad y nobleza, virtudes propias de quien pone por encima de todo, casi como meta vital, el servicio a los demás, el altruismo y la solidaridad. El hombre caballeroso es capaz de sacrificarse por el bienestar del prójimo, por la bienandanza de los demás incluso a costa de la suya propia. Raimundo Lulio escribe en sus Proverbis de Ramón: "EL CABALLERO ES EL HOMBRE QUE MEDIANTE LA FUERZA TRABAJA POR LA PAZ". Decimos que observa un comportamiento caballeroso quien se conduce de acuerdo con las reglas de la caballerosidad o caballería y obra con desprendimiento de sí, y en todo busca la honra de su nombre y el bien de aquellos a los que sirve, protege o ama. Es concepto relacionado con la antigua institución de la caballería y con sus reglas. En origen, la caballería fue una forma de canalizar el sentimiento amoroso al margen de ambiciones sociales, avaricias personales o de orgullo, estado del caballero que no espera recompensa de su dama y se permite a lo sumo una mirada encendida, un ligero roce de las manos. En plena moda del amor cortés, en los siglos finales de la Edad Media, llamaban caballero a quien sabía desenvolverse entre las damas y era capaz de sufrir por ellas sin pretender recompensa, o aceptaba el rigor de sus caprichos, el rechazo de sus avances, incluso el desdén y el desprecio. En el ánimo del caballero sólo existe el afán de servir a la dueña de su corazón. En el fondo la caballerosidad era un proceso de doma mediante el cual se domestica la rudeza del varón que de esa forma se convierte en hombre de maneras refinadas. Esto, que en la Edad Media fue en buena medida un juego cortesano, tuvo repercusiones sociales y espirituales para covertirse al final en un concepto de conducta social: la caballerosidad que lleva a la convicción de que entre nobles caballeros más vale honor que dineros. El refranero consagró este concepto, y dice: "EN LA MESA Y EN EL JUEGO SE CONOCE AL CABALLERO", referido a que sólo en las situaciones adversas, o en aquellas donde fácilmente se detecta la índole de la persona, se prueba la caballerosidad. En tiempos pasados se decía, echando en falta la verdadera caballerosidad:
EN ESTE MUNDO EMBUSTERO
MÁS HAY CABALLOS QUE CABALLEROS.
Pero claro, hubo y hay caballeros de todos los pelajes: desde el "CABALLERO DE ESPUELA DORADA" que siendo hidalgo era armado caballero, hasta el "CABALLERO DE INDUSTRIA": aquel que aparentando ser un caballero vive a costa de los demás mediante la estafa o el engaño. Hubo y hay "CABALLEROS DE CUANTÍA": aquellos que por ser hacendados son tenidod en cuenta, y "CABALLEROS DE MOHATRA": sujeto en el que todo son apariencias de caballero cuando en el fondo es sólo un granuja. También existió el "CABALLERO PARDO", sujeto que no siéndolo ejerce de caballero por vicisitudes de encumbramiento político. De la costumbre de llamarse entre sí caballeros los villanos, dice el dicho: "BUENAS NOCHES, CABALLEROS; Y ERAN TODOS ZAPATEROS", con que se hacía burla antaño de la gente que siendo de poco pelo se daba aires de grandeza. Isabel II, reina afortunada en frases y dichos, ofendída un tanto por la rudeza del general Bartolomé Espartero, dijo en cierta ocasión a O' Donnell después de que Espartero saliese un tanto de estampida del recinto donde la soberana le había dado audencia:
"MIRE USTED, O' DONNELL, A ESPARTERO LE HE HECHO CAPITÁN GENERAL, LE HICE CONDE E INCLUSO LO ELEVÉ A LA CATEGORÍA DE DUQUE Y REGENTE DEL REINO; LE HECHO DE TODO, PERO SÓLO UNA COSA NO PUDE HACER DE ÉL: UN CABALLERO".
Cardenal, Jhon Henry Newman
La frase centra la atención en la condición de quien pasa por la vida esparciendo gentileza, generosidad y nobleza, virtudes propias de quien pone por encima de todo, casi como meta vital, el servicio a los demás, el altruismo y la solidaridad. El hombre caballeroso es capaz de sacrificarse por el bienestar del prójimo, por la bienandanza de los demás incluso a costa de la suya propia. Raimundo Lulio escribe en sus Proverbis de Ramón: "EL CABALLERO ES EL HOMBRE QUE MEDIANTE LA FUERZA TRABAJA POR LA PAZ". Decimos que observa un comportamiento caballeroso quien se conduce de acuerdo con las reglas de la caballerosidad o caballería y obra con desprendimiento de sí, y en todo busca la honra de su nombre y el bien de aquellos a los que sirve, protege o ama. Es concepto relacionado con la antigua institución de la caballería y con sus reglas. En origen, la caballería fue una forma de canalizar el sentimiento amoroso al margen de ambiciones sociales, avaricias personales o de orgullo, estado del caballero que no espera recompensa de su dama y se permite a lo sumo una mirada encendida, un ligero roce de las manos. En plena moda del amor cortés, en los siglos finales de la Edad Media, llamaban caballero a quien sabía desenvolverse entre las damas y era capaz de sufrir por ellas sin pretender recompensa, o aceptaba el rigor de sus caprichos, el rechazo de sus avances, incluso el desdén y el desprecio. En el ánimo del caballero sólo existe el afán de servir a la dueña de su corazón. En el fondo la caballerosidad era un proceso de doma mediante el cual se domestica la rudeza del varón que de esa forma se convierte en hombre de maneras refinadas. Esto, que en la Edad Media fue en buena medida un juego cortesano, tuvo repercusiones sociales y espirituales para covertirse al final en un concepto de conducta social: la caballerosidad que lleva a la convicción de que entre nobles caballeros más vale honor que dineros. El refranero consagró este concepto, y dice: "EN LA MESA Y EN EL JUEGO SE CONOCE AL CABALLERO", referido a que sólo en las situaciones adversas, o en aquellas donde fácilmente se detecta la índole de la persona, se prueba la caballerosidad. En tiempos pasados se decía, echando en falta la verdadera caballerosidad:
EN ESTE MUNDO EMBUSTERO
MÁS HAY CABALLOS QUE CABALLEROS.
Pero claro, hubo y hay caballeros de todos los pelajes: desde el "CABALLERO DE ESPUELA DORADA" que siendo hidalgo era armado caballero, hasta el "CABALLERO DE INDUSTRIA": aquel que aparentando ser un caballero vive a costa de los demás mediante la estafa o el engaño. Hubo y hay "CABALLEROS DE CUANTÍA": aquellos que por ser hacendados son tenidod en cuenta, y "CABALLEROS DE MOHATRA": sujeto en el que todo son apariencias de caballero cuando en el fondo es sólo un granuja. También existió el "CABALLERO PARDO", sujeto que no siéndolo ejerce de caballero por vicisitudes de encumbramiento político. De la costumbre de llamarse entre sí caballeros los villanos, dice el dicho: "BUENAS NOCHES, CABALLEROS; Y ERAN TODOS ZAPATEROS", con que se hacía burla antaño de la gente que siendo de poco pelo se daba aires de grandeza. Isabel II, reina afortunada en frases y dichos, ofendída un tanto por la rudeza del general Bartolomé Espartero, dijo en cierta ocasión a O' Donnell después de que Espartero saliese un tanto de estampida del recinto donde la soberana le había dado audencia:
"MIRE USTED, O' DONNELL, A ESPARTERO LE HE HECHO CAPITÁN GENERAL, LE HICE CONDE E INCLUSO LO ELEVÉ A LA CATEGORÍA DE DUQUE Y REGENTE DEL REINO; LE HECHO DE TODO, PERO SÓLO UNA COSA NO PUDE HACER DE ÉL: UN CABALLERO".
Cardenal, Jhon Henry Newman