Mi padre, que siempre fue un genio, cuando íbamos de paseo por el campo y veíamos un agujero me sorprendía con su gran conocimiento; acertando siempre el animal que ahí habitaba. Él decía: ¡Mira Tonino aquí vive un ratón! metía el palo de su cayado y, agitándolo, hacía salir ese roedor. Y ¡mira Tonino, aquí un zorrillo! metía su palo y sacaba el zorrillo. ¡Ay amigos, un día vimos un agujero enorme y muy oscuro! le dije: ¿Quién vive aquí? Pero mi padre no tenía ni idea; por lo cual me respondió: no te preocupes Tonino que ahora lo sabremos. Metió su palo en el enorme agujero. Al pronto, salió un tren y lo mató.