REFRÁN POPULAR:
Una hora duerme el gallo;
dos, el caballo;
tres, el santo;
cuatro, el que no es tanto;
cinco, el caminante;
seis, el estudiante;
siete, el peregrino;
ocho, el capuchino;
nueve, el pordiosero;
diez, el caballero;
once, el muchacho,
y doce, el borracho.
lA NOCHE ES JOVEN
¿Por qué los adolescentes muestran tanta ansia por salir de noche?
Seamos sinceros: quien más quien menos, todod los que ahora son padres han sentido de jóvenes el hechizo de la noche (y más de uno se ha enamorado de la que hoy es su querida esposa en una noche mágica, con Cupido incluido). Nuestros vástagos, pués, también saben que la noche, bajo la luz eléctrica, encierra unos encantos que no tiene el día, bajo la luz solar. La noche ofrece- entre otras cosas apetecibles- satisfacciones inmediatas, apela a los sentidos, proporciona compañía y establece una ruidosa solidaridad.
Los jóvenes albergan la ilusión de que la noche es suya, de que les pertenece totalmente, de que en el mundo nocturno sólo están ellos, sin adultos, y sin su odioso control...
Una hora duerme el gallo;
dos, el caballo;
tres, el santo;
cuatro, el que no es tanto;
cinco, el caminante;
seis, el estudiante;
siete, el peregrino;
ocho, el capuchino;
nueve, el pordiosero;
diez, el caballero;
once, el muchacho,
y doce, el borracho.
lA NOCHE ES JOVEN
¿Por qué los adolescentes muestran tanta ansia por salir de noche?
Seamos sinceros: quien más quien menos, todod los que ahora son padres han sentido de jóvenes el hechizo de la noche (y más de uno se ha enamorado de la que hoy es su querida esposa en una noche mágica, con Cupido incluido). Nuestros vástagos, pués, también saben que la noche, bajo la luz eléctrica, encierra unos encantos que no tiene el día, bajo la luz solar. La noche ofrece- entre otras cosas apetecibles- satisfacciones inmediatas, apela a los sentidos, proporciona compañía y establece una ruidosa solidaridad.
Los jóvenes albergan la ilusión de que la noche es suya, de que les pertenece totalmente, de que en el mundo nocturno sólo están ellos, sin adultos, y sin su odioso control...