Casi es tan desconocido para mi como lo puede ser para ti. Hace más de cuarenta años, allá donde acaba las barreras de pizarras y empieza la frondosidad de los
pinos, existía un pequeño y trabajado
valle, ¿quizás no tan grande como el de mi recuerdo y algo más a lo que se aprecia en la
foto del “PRIMER CICLISTA”?, con sus dos casetas y un
río que todavía hoy no se seca en
verano, un lugar donde se escuchaba el silencio. Una
finca hoy absorbida por el bosque que lo cubre todo, (todo perdido) como
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