Luz ahora: 0,10500 €/kWh

LAGUNILLA: Por diversas razones (viajes, familiares y otras ausencias)....

[la mata, en otoño]

SÍNDROME DE OTOÑO (FOTO ENVIADA POR MANCHEGA)

Algunas personas, con la llegada del otoño, advierten que su estado de ánimo decae a punto tal que, pierden la iniciativa, la energía vital; comienzan a preferir los alimentos dulces y en especial el chocolate, se desinteresan por el contacto social y la mayoría de las veces, los problemas del sueño, vuelven irritable su carácter. Este
"bajón del estado de ánimo" y de la capacidad de trabajar y disfrutar de la vida suele aparecer misteriosamente con la llegada de los días otoñales nublados hasta que en primavera casi todo vuelve a la normalidad. El nombre de este padecimiento es el de "Síndrome anual recurrente". Este "trastorno afectivo estacional" fue descrito por Norman Rosenthal, profesor de Psiquiatría clínica de la Universidad de Georgetown de Washington quien lo investigó durante 20 años. Ya desde la antigüedad, se conocía la influencia de las estaciones sobre el humor, pues por primera vez Hipócrates, ("Corpus Hippocraticum") había hecho referencia a la "malignidad de la bilis negra" o melancolía y a su relación con el ritmo circadiano.
El "Síndrome anual recurrente" aparece entonces, hacia fines del otoño y se desarrolla a lo largo del invierno.
Las regiones situadas en elevadas latitudes influyen en este tipo de depresiones, por la escasa luminosidad diaria durante esas estaciones. Así, la gente que vive cerca del Ecuador tiene una tasde incidencia poco significativa. Pero aún en las cercanías de los polos las víctimas serán aquellos predispuestos a desarrollar una depresión.

LOS SINTOMAS
Los síntomas principales son la Depresión: Irritabilidad: Pérdida de energía: Hipersomnia o aumento del sueño; Aumento del apetito, sobretodo de carbohidratos (dulces y chocolates); Aumento de peso; Disminución del deseo sexual; Evitación de contactos familiares o sociales; Descenso de la actividad diaria. Se aconseja prestar atención al estado de ánimo y a los niveles de energía cuando comienzan a aparecer los días nublados.

Por diversas razones (viajes, familiares y otras ausencias). Es verdad que últimamente no participo mucho, ¡incluso ha habido un día que no he abierto el ordenador!. Pero de ninguna manera el otoño me deprime, todo lo contrario, me encanta esta época del año, pasear por los bosques, recoger algún que otro fruto de esta temporada, admirar su cambiante colorido y pasear la vista desde algún oteo por el moteado paisaje, noooooooooo, no me entristece. Me insufla euforia y buen humor. Y más si los paseos son por Lagunilla y su entorno como espero hacerlo la semana próxima.

Me gustó tu artículo sobre “las fábricas de la luz en el río Cuerpo de Hombre”. Recuerdo haber visto (años 70) la perteneciente a nuestro pueblo en el río, (entre el charco los Nogales y las pasaderas). Una caseta, donde todo muy viejo apenas funcionaba. Pero si tengo recuerdos de pequeño. En la oscuridad de las noches, una luz mortecina en muchas esquinas de las casas de nuestro pueblo. Un brazo metálico con un plato al anverso, del cual pendía una bombilla que iluminaba un reducido círculo en el suelo, donde una vez fuera de él, apenas vislumbraba otra luz en la siguiente esquina. Luz de intensidad variable. Como si llegara agotada al ritmo de una dinamo de bicicleta. Lo que se dice ahora, un respeto profundo por la contaminación lumínica.
Saludos.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
cada vez que haces un relato de aquellos años (para mi maravillosos) ahi estoy yo imaginando el miedo que pasaba por las noches cuando me iba para casa por "esa luz mortecina estaba en la esquina de mi calle" Que bueno eres Manchega, me gustan mucho tus escritos, los escribes tan bien que te deberian dar un premio. "Señor Alcalde" como se que nos lee, le voy a decir (En la Fiesta el pueblo hay muchos premios,! haber si el próximo año se le concede a Manchega y a Pedro!
Traenos fotos Manchega, como esas tan enigmáticas que acostumbras mostrar; ya sabes... circunstanciales; cosas que dan qué pensar. Algo fuera de lo rutinario, con un fondo misterioso. Suerte en el pueblo y, a tu vuelta; sorprendenos.

Las luces... yo siempre que busco en el pasado recuerdo calles oscuras, rincones sorteados de unas modestas bombillas; un abanico de luz (como tu describes tan acertado) que tiende el capote al miedo para socorrer aquellos noctámbulos que aún, a deshoras, rondan ... (ver texto completo)