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LAGUNILLA: ¡Y a quién no! Entrando a Lagunilla, a ya pocos minutos...

¡Y a quién no! Entrando a Lagunilla, a ya pocos minutos de ella; se capta el espíritu vivo de sus tierras, de sus gentes y, en el pecho, late rotundo el tambor y la dulzaina ¡despertando los pulmones! Todo transpira aromas que hierven por nuestra sangre y nos llora de alegría los ojos por cosas que no entiende nadie. El sabor a cuna, leche y pan; fragancia de un pueblo que huele a madre.

Estas letras os las dedico a todos aquellos paisanos que, siendo tan desconocidosd para mí, os tengo tan cerca gracias a este foro.

Pedro G. G.