CURIOSIDADES HUMANAS (FOTO DE MANCHEGA)
"Aristóteles, la felicidad, la "antropología"
"En incontables ocasiones se ha planteado la cuestión del objeto que tendría la vida humana, sin que jamás se le haya dado respuesta satisfactoria, y quizá ni admita tal respuesta".
Freud.
Antonio Rodríguez
La problematización de la felicidad ha sido permanente a través de la historia del pensamiento, su apodíctica asociación con concepciones de bien y con fundamentaciones antropológicas dan cuenta de la cuestión. En este texto se intenta mostrar la conexión entre felicidad, bien, placer y concepción antropológica u ontología de lo humano en el pensamiento de Aristóteles tomando como referencia la Etica a Nicómaco. Para el logro del propósito se emplea como herramienta epistemológica de lectura la categoría ontología de lo humano en vez de antropología por lo problemático del concepto en su acepción moderna.
El concepto felicidad, término difuso y confuso, desde el mundo antiguo hasta el contemporáneo ha estado asociado a concepciones de bien y, por ende, al campo ético. Sus diferentes formulaciones han dado lugar a la conformación de tendencias y a sendos enfrentamientos permanentes en la historia de Occidente sin que aún haya solución, y quizá no exista porque la felicidad está asociada a concepciones que otorgan finalidades a la condición humana cuyos primeros principios siempre resultan indemostrables, convirtiendo explicaciones y teorías en construcciones frágiles. La debilidad del entendimiento para fundar el Sumum Bonum -cuya existencia posiblemente sólo esté en constructoses permanente;
"en incontables ocasiones se ha planteado la cuestión del objeto que tendría la vida humana, sin que jamás se le haya dado respuesta satisfactoria, y quizá ni admita tal respuesta... parecería más bien que se tiene el derecho de rechazar la pregunta en sí, pues su razón de ser probablemente emane de esa vanidad antropocéntrica cuyas múltiples manifestaciones ya conocemos..." (1)
La fragilidad de los principios fundacionales del bien ha sido puesta en cuestión por algunos pensadores desde la antigüedad hasta nuestra actualidad, consideremos algunos ejemplos. El pensamiento escéptico presentado por Sexto Empírico plantea:
"... en que el Bien es útil y en que es elegible por sí mismo... y en que es capaz de hacer la felicidad, en eso convienen seguramente todos. Pero cuando se pregunta qué es aquello en lo que esas cosas se dan como accidente, caen en una polémica sin tregua, diciendo unos que la virtud, otros que el placer, otros que la ausencia de penas, otros que otras cosas. Sin embargo, si con las mencionadas definiciones se mostrara qué es el propio Bien, no se pelearían..." (2).
J. S. Mill, en El Utilitarismo, considera que
"para demostrar que algo es bueno debe mostrarse que constituye un medio para conseguir algo que se admite que es bueno sin recurrir a prueba" (3).
Otros han planteado que el bien es indemostrable y su validez se funda en una aceptación del sentido común. Si bien no se ha podido demostrar qué es el bien, para fundamentar la felicidad, si se ha argumentado desde diversos sentidos vinculados con el bien y que tienen en común, explícita o implícitamente, aspectos antropológicos relacionados tímida o temerariamente con concepciones metafísicas (4), así las éticas fundamentadas en doctrinas comprensivas y no procedimentales han sido calificadas como metafísicas o antropológicas.
En este texto se intenta mostrar la conexión entre felicidad (eudaimonía), bien y concepción antropológica u ontología de lo humano en el pensamiento de Aristóteles y de manera específica en la Ética a Nicómaco. Es pertinente empezar haciendo algunas consideraciones conceptuales que nos sirven de herramientas epistemológicas para la lectura de las investigaciones del filósofo de Estagira. En el mundo griego, hablar de teorías antropológicas puede resultar temerario e impreciso. Sólo en el siglo XVIII nace y se legitima un tipo de discurso sobre el hombre que lo convierte en objeto de estudio posibilitado a través de su aislamiento de otros entes puestos a distancia del mismo. En la Antigüedad los discursos antropológicos no gozan de autonomía epistemológica ni sistemática, ellos están implícitos en respuestas dadas a preguntas que no intentan problematizar y atrapar en sus redes -en una unidad autónoma- al hombre. En la filosofía griega se intenta caracterizar al hombre para diferenciarlo de otros entes, pero siempre en función de otro estudio; el pensamiento griego nunca estuvo atrapado en el interior de las fronteras antropológicas porque no se podía comprender lo humano sino integrado de manera inextricable con un todo. Así, cuando Aristóteles se ocupa de lo antropológico, en el campo de la ética y de la política, lo hace en función de éstas y no bajo la pretensión de definir al hombre respondiendo en el límite de un interior a la pregunta ¿qué es el hombre?. En el Tratado Acerca del Alma, aunque es una investigación no exclusiva del alma humana, sino de los vivientes en general, nos dice:
"... porque el conocimiento de ésta (el alma) contribuye notablemente al conjunto del saber y muy especialmente al que se refiere a la naturaleza..." (5)
En la Antigüedad los discursos antropológicos no gozan de autonomía epistemológica ni sistemática, ellos están implícitos en respuestas dadas a preguntas que no intentan problematizar y atrapar en sus redes -en una unidad autónoma- al hombre.
"Aristóteles, la felicidad, la "antropología"
"En incontables ocasiones se ha planteado la cuestión del objeto que tendría la vida humana, sin que jamás se le haya dado respuesta satisfactoria, y quizá ni admita tal respuesta".
Freud.
Antonio Rodríguez
La problematización de la felicidad ha sido permanente a través de la historia del pensamiento, su apodíctica asociación con concepciones de bien y con fundamentaciones antropológicas dan cuenta de la cuestión. En este texto se intenta mostrar la conexión entre felicidad, bien, placer y concepción antropológica u ontología de lo humano en el pensamiento de Aristóteles tomando como referencia la Etica a Nicómaco. Para el logro del propósito se emplea como herramienta epistemológica de lectura la categoría ontología de lo humano en vez de antropología por lo problemático del concepto en su acepción moderna.
El concepto felicidad, término difuso y confuso, desde el mundo antiguo hasta el contemporáneo ha estado asociado a concepciones de bien y, por ende, al campo ético. Sus diferentes formulaciones han dado lugar a la conformación de tendencias y a sendos enfrentamientos permanentes en la historia de Occidente sin que aún haya solución, y quizá no exista porque la felicidad está asociada a concepciones que otorgan finalidades a la condición humana cuyos primeros principios siempre resultan indemostrables, convirtiendo explicaciones y teorías en construcciones frágiles. La debilidad del entendimiento para fundar el Sumum Bonum -cuya existencia posiblemente sólo esté en constructoses permanente;
"en incontables ocasiones se ha planteado la cuestión del objeto que tendría la vida humana, sin que jamás se le haya dado respuesta satisfactoria, y quizá ni admita tal respuesta... parecería más bien que se tiene el derecho de rechazar la pregunta en sí, pues su razón de ser probablemente emane de esa vanidad antropocéntrica cuyas múltiples manifestaciones ya conocemos..." (1)
La fragilidad de los principios fundacionales del bien ha sido puesta en cuestión por algunos pensadores desde la antigüedad hasta nuestra actualidad, consideremos algunos ejemplos. El pensamiento escéptico presentado por Sexto Empírico plantea:
"... en que el Bien es útil y en que es elegible por sí mismo... y en que es capaz de hacer la felicidad, en eso convienen seguramente todos. Pero cuando se pregunta qué es aquello en lo que esas cosas se dan como accidente, caen en una polémica sin tregua, diciendo unos que la virtud, otros que el placer, otros que la ausencia de penas, otros que otras cosas. Sin embargo, si con las mencionadas definiciones se mostrara qué es el propio Bien, no se pelearían..." (2).
J. S. Mill, en El Utilitarismo, considera que
"para demostrar que algo es bueno debe mostrarse que constituye un medio para conseguir algo que se admite que es bueno sin recurrir a prueba" (3).
Otros han planteado que el bien es indemostrable y su validez se funda en una aceptación del sentido común. Si bien no se ha podido demostrar qué es el bien, para fundamentar la felicidad, si se ha argumentado desde diversos sentidos vinculados con el bien y que tienen en común, explícita o implícitamente, aspectos antropológicos relacionados tímida o temerariamente con concepciones metafísicas (4), así las éticas fundamentadas en doctrinas comprensivas y no procedimentales han sido calificadas como metafísicas o antropológicas.
En este texto se intenta mostrar la conexión entre felicidad (eudaimonía), bien y concepción antropológica u ontología de lo humano en el pensamiento de Aristóteles y de manera específica en la Ética a Nicómaco. Es pertinente empezar haciendo algunas consideraciones conceptuales que nos sirven de herramientas epistemológicas para la lectura de las investigaciones del filósofo de Estagira. En el mundo griego, hablar de teorías antropológicas puede resultar temerario e impreciso. Sólo en el siglo XVIII nace y se legitima un tipo de discurso sobre el hombre que lo convierte en objeto de estudio posibilitado a través de su aislamiento de otros entes puestos a distancia del mismo. En la Antigüedad los discursos antropológicos no gozan de autonomía epistemológica ni sistemática, ellos están implícitos en respuestas dadas a preguntas que no intentan problematizar y atrapar en sus redes -en una unidad autónoma- al hombre. En la filosofía griega se intenta caracterizar al hombre para diferenciarlo de otros entes, pero siempre en función de otro estudio; el pensamiento griego nunca estuvo atrapado en el interior de las fronteras antropológicas porque no se podía comprender lo humano sino integrado de manera inextricable con un todo. Así, cuando Aristóteles se ocupa de lo antropológico, en el campo de la ética y de la política, lo hace en función de éstas y no bajo la pretensión de definir al hombre respondiendo en el límite de un interior a la pregunta ¿qué es el hombre?. En el Tratado Acerca del Alma, aunque es una investigación no exclusiva del alma humana, sino de los vivientes en general, nos dice:
"... porque el conocimiento de ésta (el alma) contribuye notablemente al conjunto del saber y muy especialmente al que se refiere a la naturaleza..." (5)
En la Antigüedad los discursos antropológicos no gozan de autonomía epistemológica ni sistemática, ellos están implícitos en respuestas dadas a preguntas que no intentan problematizar y atrapar en sus redes -en una unidad autónoma- al hombre.
manchega, la que tiene un plato en la mano ¿es la Parrala?