UNA DE LOBOS
Contaba mi padre que, hace una pasada de años, un joven del pueblo tenía novia en el Cerro y acostumbraba ir a verla andando. Pasaba unas horas por allá con su chica y se retornaba con otro buen paseo ya cayendo la tarde. Así lo hizo siempre. Pero un día cayó la tarde y no dio señales de vida por su casa. Sus padres se inquietaron y salieron con algunos familiares a buscarlo. No hubo suerte. Nadie sabía de su paradero pero sí estaban al corriente de que había salido de vuelta para Lagunilla. Los migueletes dieron una batida por los senderos adyacentes, considerando que se saliera del camino por atajar recorrido de vuelta y tampoco hallaron referentes de su rastro. Fue entre lo que hoy se conoce como la torreta y ya próximo a los límites de nuestro pueblo donde dieron con su calzado y, sacando conjeturas terroríficas, barajaron la posibilidad de que se lo llevaran los lobos. Nadie pudo dar con su cuerpo, no se apreció de su sangre ningún rastro y, ya muchos años después, la realidad se hizo cuento y sigue sin aparecer noticias de ello, ni se sabe ya quién era; si es leyenda o cuento.
Saludos y bien venidos a relatos de invierno.
Contaba mi padre que, hace una pasada de años, un joven del pueblo tenía novia en el Cerro y acostumbraba ir a verla andando. Pasaba unas horas por allá con su chica y se retornaba con otro buen paseo ya cayendo la tarde. Así lo hizo siempre. Pero un día cayó la tarde y no dio señales de vida por su casa. Sus padres se inquietaron y salieron con algunos familiares a buscarlo. No hubo suerte. Nadie sabía de su paradero pero sí estaban al corriente de que había salido de vuelta para Lagunilla. Los migueletes dieron una batida por los senderos adyacentes, considerando que se saliera del camino por atajar recorrido de vuelta y tampoco hallaron referentes de su rastro. Fue entre lo que hoy se conoce como la torreta y ya próximo a los límites de nuestro pueblo donde dieron con su calzado y, sacando conjeturas terroríficas, barajaron la posibilidad de que se lo llevaran los lobos. Nadie pudo dar con su cuerpo, no se apreció de su sangre ningún rastro y, ya muchos años después, la realidad se hizo cuento y sigue sin aparecer noticias de ello, ni se sabe ya quién era; si es leyenda o cuento.
Saludos y bien venidos a relatos de invierno.