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LAGUNILLA: Recuerdo años 60-70. Un pueblo de Francia (Morcenx),...

Os presento a mi hermana María con su esposo e hijos, estos vivían en la calle El Cantón (es la que baja por la pared derecha del palacio, orientándose mirando a la puerta de entrada). Aún acuden al pueblo casi todos los veranos pero mi hermana ya no va; está en un centro residencial internada porque tiene minusvalía física grave y necesita cuidados muy rigurosos.

Saludos

Recuerdo años 60-70. Un pueblo de Francia (Morcenx), muchísimos gunillenses residían en él. A finales de los sesentas era constante la llegada de alguna familia española nueva y de nuestro pueblo, fuese por relación familiar o por amistad, eran de las más numerosas, muchas, jóvenes parejas sin hijos, todas con ilusión de encontrar un lugar para darle un mejor bienestar a sus hijos. ¡Había mucha ilusión en esos primeros años y muy buena armonía entre los paisanos! Con el tiempo todo se difumina, también las pequeñas cosas como el interesarse por como nos va a todos, y es una pena.
Siento lo de tu hermana. Hipólito y María fueron una de esas jóvenes parejas que llegaron a Morcenx. Recuerdo a tu cuñado dicharachero y amable, a tu hermana más tímida pero no por eso menos amable. Sus hijos más jóvenes que yo, no tuve la ocasión de conocer, supongo, que como casi todos los hijos de la emigración de esa época estarán integrados totalmente en Francia.
Al volverme para España a finales de los setentas perdí relación con la mayoría, solo algún saludo esporádico si nos veíamos en lagunilla en Agosto, aunque sigo teniendo amigos y relación con Morcenx, voy de tarde en tarde.
Dale saludos a Poli y un abrazo a la familia.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
MORCENX

Tendría ocho o nueve años cuando fui por primera vez a Francia, ya vivíamos en Navarra; era la primera vez que salía de España, que conocía otro país en donde no hablaban nuestra lengua y eso me causaba un verdadero estremecimiento, una inquietud infantil cargada de furor e impaciencia. Cogimos un tren hasta Irún y allá otro que nos introduciría en terreno galo. Llevaba mi padre una maleta de madera bien cerrada (le había dado dos vueltas de cuerda) un bulto grotesco con los vértices ... (ver texto completo)