Luz ahora: 0,14001 €/kWh

LAGUNILLA: SUCEDIÓ EN VERANO...

SUCEDIÓ EN VERANO

Todo cuanto acontece de mi vida en nuestro pueblo sucede en vacaciones de verano y muy rara vez en Semana Santa, aunque también podría darse la circunstancia de que yo me hubiere hallado en esas efemérides tan célebres en nuestra cultura espiritual. Ahí estuve en alguna que otra ocasión, respirando las primaverales frescuras del campo; sorbiendo la fragancia de todo ese reino vegetal que asoma pionero a mis pituitarias narices para dejarse libar en su agradecida entrega. ¡Oh… qué regalo excelso nos hizo la diosa Ceres! Dio color a la esperanza y nos colmó de sustentos siempre. Y tras estas divagaciones mías voy recobrando la cordura para contaros un anecdótico suceso que me sucedió un verano en nuestro queridísimo pueblo:

“No recuerdo muy bien qué era lo que yo andaba haciendo cuando me sorprendió doña Vicenta (abuela de “Pocholo”) allá, junto a la tienda de Aquilino.
- ¡Muchacho, ven acá! -Llamó la abuela. Y diligente fui hacia ella.
-Me vas hacer el favor de llevarme este butano a casa -, dictó ella. Cargué sobre el hombro y la seguí cuesta abajo, hacia Salas Pombo y Plaza la Reyna; saludé a los míos y a su nuera (Avelina) esposa de Paco (su hijo) y, además, es nuestra vecina; compartimos la viga y pared con pared de sendas casas. Seguimos y tomamos Plaza Mayor para llegarnos a nuestra meta, a media cuesta quedamos; descargué en la puerta que ella me dijo y me marché.
Pasaron unas horas hasta que me advirtieron que me buscaba por el pueblo con una magdalena para obsequiarme por aquel favor y, al final, sería por la indumentaria que ambos vestíamos de igual (mi sobrino Tomás y un servidor) que a él se dirigió y agradeció mi sacrificada entrega. ¿Risas? Y porque no.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Pedro tu vida está llena de anecdotas, super interesantes todas.

Me encanta con que buenos recuerdos hablas siempre de esta gran familia, que

buena gente y la abuela muy cariñosa y que manos tenia para hacer las puntillas