AROMAS DE VIDA
Sobre nuestras sensibilidades destaca el amor eterno a esos aromas que desprende la leña quemada, el pan o el puchero; también se unen a estas realidades la fragancia natural de una madre y unos hermanos; aquel padre sudoroso con la alegría por manto, calor de hogar humilde pero siempre tan sano. Olor al desván que guarda misterios entre apeos en desuso: largas palas, y listones largos; raseros y horcas para mover sarmientos de las brasas, cuajaderas y bastidores de aquellas artes culinarias que transforman la leche en queso; calabazas secas y rastreros suelos para albergar habichuelas de secado. Morcillas y chorizos pendiendo. Un camastro retirado y algunos jergones viejos que, al asomo de las vetustas lanas de los colchones, fueron descanso de nuestros cuerpos.
Sobre nuestras sensibilidades destaca el amor eterno a esos aromas que desprende la leña quemada, el pan o el puchero; también se unen a estas realidades la fragancia natural de una madre y unos hermanos; aquel padre sudoroso con la alegría por manto, calor de hogar humilde pero siempre tan sano. Olor al desván que guarda misterios entre apeos en desuso: largas palas, y listones largos; raseros y horcas para mover sarmientos de las brasas, cuajaderas y bastidores de aquellas artes culinarias que transforman la leche en queso; calabazas secas y rastreros suelos para albergar habichuelas de secado. Morcillas y chorizos pendiendo. Un camastro retirado y algunos jergones viejos que, al asomo de las vetustas lanas de los colchones, fueron descanso de nuestros cuerpos.