VELADAS INOLVIDABLES
Cuantos momentos deliciosos hemos pasado más de uno a la sombra de estos robledales, comiendo o almorzando y, en la sobremesa, esos tragos de anís o aguardiente; café de termo o de puchero improvisado que acompañaban las partidas de cartas, barajas manoseadas con deliciosas estampas de palos en el anverso y, el reverso, timbrado de sugerentes marcas comerciales tal fue aquel extendido Soberano. Coñac usado en los carajillos, sol y sombra para caprichosos que gustaban de sorprender en todo. Y, mientras tanto, las digestiones de esas carnes braseadas iba reconciliando la tripa, devolviendo la ligereza del reposo y el ánimo de darse un paseo por los senderos y caminos que parten a la brisa del atardecer; ya liviano de calores febriles y sabrosos en oxigeno aromado, de resinas que deben enriquecer el cuerpo al instante de su contacto.
Saludos
<Pedro G. G.>
Cuantos momentos deliciosos hemos pasado más de uno a la sombra de estos robledales, comiendo o almorzando y, en la sobremesa, esos tragos de anís o aguardiente; café de termo o de puchero improvisado que acompañaban las partidas de cartas, barajas manoseadas con deliciosas estampas de palos en el anverso y, el reverso, timbrado de sugerentes marcas comerciales tal fue aquel extendido Soberano. Coñac usado en los carajillos, sol y sombra para caprichosos que gustaban de sorprender en todo. Y, mientras tanto, las digestiones de esas carnes braseadas iba reconciliando la tripa, devolviendo la ligereza del reposo y el ánimo de darse un paseo por los senderos y caminos que parten a la brisa del atardecer; ya liviano de calores febriles y sabrosos en oxigeno aromado, de resinas que deben enriquecer el cuerpo al instante de su contacto.
Saludos
<Pedro G. G.>