SENDEROS DE AVENTURA
Solía salir temprano, cuando aún nos cubría la bruma; iba muy bien abrigado con la mochila ceñida a la cintura. Los alpinos recovecos preciosos, me olvidaban otras fatigas; subían y ladeaban, cortaban barrancosos peñascos con tal precisión y hermosura; aquellos accidentados senderos marcados en piedras calizas. Cubríamos tramos de pinos, tomillos y espliegos agostados con las botas ajadas y los pies ya cansados. La excursión se diseminaba en el trayecto, formando grupos retardados y, en vanguardia, los guías y los más esforzados torcían sudorosos los cuellos y nos largaban ánimos a nosotros; los que íbamos rezagados.
La montaña es un reto desafiante que apremia a los osados mostrando sus excelentes aromas y paisajes; aunque suponga un esfuerzo para algunos, siempre es gratificante su visita y, los recuerdos que nos deja, inolvidables.
Solía salir temprano, cuando aún nos cubría la bruma; iba muy bien abrigado con la mochila ceñida a la cintura. Los alpinos recovecos preciosos, me olvidaban otras fatigas; subían y ladeaban, cortaban barrancosos peñascos con tal precisión y hermosura; aquellos accidentados senderos marcados en piedras calizas. Cubríamos tramos de pinos, tomillos y espliegos agostados con las botas ajadas y los pies ya cansados. La excursión se diseminaba en el trayecto, formando grupos retardados y, en vanguardia, los guías y los más esforzados torcían sudorosos los cuellos y nos largaban ánimos a nosotros; los que íbamos rezagados.
La montaña es un reto desafiante que apremia a los osados mostrando sus excelentes aromas y paisajes; aunque suponga un esfuerzo para algunos, siempre es gratificante su visita y, los recuerdos que nos deja, inolvidables.