EXPEDIENTE X
Qué exabrupto de los dioses pueden ser estas piedras que hieren el raso suelo de esta queridísima tierra. Ay, que ofensa hicimos para cargar tal penitencia; si fueran gigantes hercúleos quienes hasta aquí las transportaron. O es acaso esta mente menguada así, y Tú lo sabes… qué secretos son ahora los que le ocultas para que siga no entendiendo nada de la misma nada ¡Rocas, son rocas! Piedras veo cuando miro y guijarros cuando me hablas. ¿Qué ojos pueden asegurar lo que miran sin la veracidad de tu palabra? Son tan circunstanciales las obras que la Naturaleza regala y tan cándidos nuestros pensamientos que, bien nos gusta apreciar o juzgar idóneos mensajes; sin certidumbre de ello. Por algo somos humanos sensibles a todo lo que es bello.
Un punto de imaginación para mi querido pueblo: Pedro G. G.
Qué exabrupto de los dioses pueden ser estas piedras que hieren el raso suelo de esta queridísima tierra. Ay, que ofensa hicimos para cargar tal penitencia; si fueran gigantes hercúleos quienes hasta aquí las transportaron. O es acaso esta mente menguada así, y Tú lo sabes… qué secretos son ahora los que le ocultas para que siga no entendiendo nada de la misma nada ¡Rocas, son rocas! Piedras veo cuando miro y guijarros cuando me hablas. ¿Qué ojos pueden asegurar lo que miran sin la veracidad de tu palabra? Son tan circunstanciales las obras que la Naturaleza regala y tan cándidos nuestros pensamientos que, bien nos gusta apreciar o juzgar idóneos mensajes; sin certidumbre de ello. Por algo somos humanos sensibles a todo lo que es bello.
Un punto de imaginación para mi querido pueblo: Pedro G. G.