RINCONES PARA ATAJAR
Cuantas veces pasé hacia la iglesia bajo el portalón arrinconado de esta esquina, salvando el grueso de las casas; qué aventurado escape tiene aquí la gente. Me he enterado que aún perduras, que sigues dando escapadas; apenas has mudado viejo amigo. Si acaso una o dos veces te visité en verano, me diste cortés acogida y me refrescaste en memoria; ahora recuerdo que olvido lo sencilla que es tu obra. A cuanta gente apurada diste el paso para que atajara sus oraciones caminito de nuestro Cristo o hacia la Santa Sede. Y, revotando de la plaza, otorgabas destinos tan diferentes.
Saludos para todos los gunilleros que osan acompañarme con sus relatos.
NO OS OLVIDÉIS DE ADELANTAR EL RELOJ UNA HORA.
Cuantas veces pasé hacia la iglesia bajo el portalón arrinconado de esta esquina, salvando el grueso de las casas; qué aventurado escape tiene aquí la gente. Me he enterado que aún perduras, que sigues dando escapadas; apenas has mudado viejo amigo. Si acaso una o dos veces te visité en verano, me diste cortés acogida y me refrescaste en memoria; ahora recuerdo que olvido lo sencilla que es tu obra. A cuanta gente apurada diste el paso para que atajara sus oraciones caminito de nuestro Cristo o hacia la Santa Sede. Y, revotando de la plaza, otorgabas destinos tan diferentes.
Saludos para todos los gunilleros que osan acompañarme con sus relatos.
NO OS OLVIDÉIS DE ADELANTAR EL RELOJ UNA HORA.