Ofertas de luz y gas

LAGUNILLA: Atendíamos a unos clientes mientras ellos, sentados...

Atendíamos a unos clientes mientras ellos, sentados en el escalón de la acera, daban cuenta de sus bollos con chorizo, pan y mortadela; el compañero cedió la bota de vino para que mi padre bebiera y, al pronto se levantaron, sacudieron las migas de sus ropas; cada cual se echó el chaquetón al cuerpo y sacó de un bolsillo el chambergo, lo encasquetó en su cabeza. Con un ademán de manos nos despidieron desde fuera. Ya nos limpiaron a conciencia nuestro rellano y, con sus trajes tormenta verde, van tirando del dichoso carro hasta que la jornada ceda.

Nuestra carnicería es muy pequeña, ocupa parte de un chaflán que recibe calle Bergamín, Leyre y Avenida General Franco; un expositor frigorífico ocupa el ancho mostrador con espacios de charcutería y mantequerías un tercio, el resto lo cubren pollos, ternera y cerdo. Dos asientos en los francos del recibidor dan confortable espera y, atrás un obrador, superando la sutil cortina de tela; no hay más que una mesa y parte de encimera que desemboca en la puerta de la única cámara de almacén. Un escueto corredor hasta el aseo permite el uso de inodoro y lavabo. En un asta pende la escalera de quita y pon que da acceso al sobresuelo, donde secamos las chistorras extendidas en palos de escoba; siempre lo hacemos encorvados porque son más altas nuestras cabezas.
Nunca me ha gustado describir tan al detalle los espacios pero, para lo que os voy a seguir contando, lo veía necesario.