BLANCA NIEVES Y LOS CHARRITOS
Erase una vez un rinconcito de un pueblo charro, cuyas calles en invernadas se vacían; desaparecen de ellas los murmullos, trajines y armonías. Tan profundo silencio cobran, tan fría se muestra a los ojos sus placitas o mudas avenidas; que hasta la sangre se coagula y cristaliza. Es de un calado tan nevado, tan nublado el serrano de ausencias… que desdichado y sin alegría parece cuando nieva, cuando desde su ventana vive la vida. Silencioso e inerme se esconde, se resguarda para otro día. Los charritos de mi pueblo, cuando nieva, desaparecen hasta que el sol les cambie la vida.
Pedro G. G. les da los buenos días.
Erase una vez un rinconcito de un pueblo charro, cuyas calles en invernadas se vacían; desaparecen de ellas los murmullos, trajines y armonías. Tan profundo silencio cobran, tan fría se muestra a los ojos sus placitas o mudas avenidas; que hasta la sangre se coagula y cristaliza. Es de un calado tan nevado, tan nublado el serrano de ausencias… que desdichado y sin alegría parece cuando nieva, cuando desde su ventana vive la vida. Silencioso e inerme se esconde, se resguarda para otro día. Los charritos de mi pueblo, cuando nieva, desaparecen hasta que el sol les cambie la vida.
Pedro G. G. les da los buenos días.