RECETA SANA
Siento el deseo de escribir, de barrer la mente esta mañana; aprehender, en un modo ficticio, desde este lugar alejado; el uso de estas floridas ramas. Barredores fueron sus antepasados, cuando el uso de retamas y escobas se agostaban taladas al sol, endureciéndose para el cometido higiénico ya bien ceñidas a un palo. De este material se constituían por aquel entonces como aún se les utiliza ahora; los barrenderos de calles, sin comprensores modernos, arrastran pala y retama en sus manos o desflorecidas escobas.
¡Qué antiguos nos vamos quedando! Ya en mi ciudad no se barre, se sopla con ruidoso cacharro los suelos, arrastrando las míseras porquerías que dejamos hacia la calzada. Luego aparece un vehículo que simula un envolvente barrido de ello y lo aspira con su vientre. Otro aparece más tarde con agua que expele de unos surtidores frontales y laterales a presión, simulando un fregado de las avenidas; allá por donde estima que cabe.
Somos consumidores de comodidades raras, modernos artilugios ruidosos; por no doblar el espinazo en honrado trabajo nos es casi obligado, por salud, recurrir a complementados gimnasios para mantener las articulaciones en función y no endurecernos ni perder movilidad como se acostumbra ya en los cuerpos gastados o en desuso. El progreso es responsable de comodidades y, también de estas pérdidas, de estas actividades que nos fueron sanas.
Pedro G. G. Se muestra agradecido con los que participan en el foro.
Siento el deseo de escribir, de barrer la mente esta mañana; aprehender, en un modo ficticio, desde este lugar alejado; el uso de estas floridas ramas. Barredores fueron sus antepasados, cuando el uso de retamas y escobas se agostaban taladas al sol, endureciéndose para el cometido higiénico ya bien ceñidas a un palo. De este material se constituían por aquel entonces como aún se les utiliza ahora; los barrenderos de calles, sin comprensores modernos, arrastran pala y retama en sus manos o desflorecidas escobas.
¡Qué antiguos nos vamos quedando! Ya en mi ciudad no se barre, se sopla con ruidoso cacharro los suelos, arrastrando las míseras porquerías que dejamos hacia la calzada. Luego aparece un vehículo que simula un envolvente barrido de ello y lo aspira con su vientre. Otro aparece más tarde con agua que expele de unos surtidores frontales y laterales a presión, simulando un fregado de las avenidas; allá por donde estima que cabe.
Somos consumidores de comodidades raras, modernos artilugios ruidosos; por no doblar el espinazo en honrado trabajo nos es casi obligado, por salud, recurrir a complementados gimnasios para mantener las articulaciones en función y no endurecernos ni perder movilidad como se acostumbra ya en los cuerpos gastados o en desuso. El progreso es responsable de comodidades y, también de estas pérdidas, de estas actividades que nos fueron sanas.
Pedro G. G. Se muestra agradecido con los que participan en el foro.