VIVIR EN LIBERTAD TIENE SU PRECIO (última parte)
A veces pienso que nadie tiene libertad, que está atrapado en la cruda realidad del servicio interesado por las dádivas que de él obtiene; tenemos la torpeza de ser sobornables.
Generamos un sinfín de buenas intenciones cuando la arrogancia juvenil nos lo permite, nuestras mentes nobles y sanas juzgan sin temor ante la injusticia cuando nada, excepto uno mismo, se expone a la incipiente respuesta de ese efecto que devuelve su temerario enfrentamiento con quienes pretenden someterlo e intimidarlo; encauzarlo en un sistema ordinario de jerarquías y privilegios heredados; fuerza a la que este elemento será doblegado. Para ese fin se hará necesario atraparlo en un momento crucial de su existencia; justo aquel en el que tras de su persona sufren otras terceras; descendientes inmediatos a los que éste sujeto protege por encima de su sacrificio personal (su vida o su integridad moral y dignidad). Proteger a los que más queremos nos lleva a una entrega total de nosotros mismos, a la pérdida de ese valor innato ante la injusticia.
Pedro G. G. se toma unas vacaciones. Os ruego que no bajéis la bandera de este adorable foro y le deis caña; moverlo para que sea el mejor de toda nuestra patria.
Os seguiré leyendo. Un abrazo y, si tengo oportunidad, seguiré escribiendo.
¡Os quiero pueblo!
A veces pienso que nadie tiene libertad, que está atrapado en la cruda realidad del servicio interesado por las dádivas que de él obtiene; tenemos la torpeza de ser sobornables.
Generamos un sinfín de buenas intenciones cuando la arrogancia juvenil nos lo permite, nuestras mentes nobles y sanas juzgan sin temor ante la injusticia cuando nada, excepto uno mismo, se expone a la incipiente respuesta de ese efecto que devuelve su temerario enfrentamiento con quienes pretenden someterlo e intimidarlo; encauzarlo en un sistema ordinario de jerarquías y privilegios heredados; fuerza a la que este elemento será doblegado. Para ese fin se hará necesario atraparlo en un momento crucial de su existencia; justo aquel en el que tras de su persona sufren otras terceras; descendientes inmediatos a los que éste sujeto protege por encima de su sacrificio personal (su vida o su integridad moral y dignidad). Proteger a los que más queremos nos lleva a una entrega total de nosotros mismos, a la pérdida de ese valor innato ante la injusticia.
Pedro G. G. se toma unas vacaciones. Os ruego que no bajéis la bandera de este adorable foro y le deis caña; moverlo para que sea el mejor de toda nuestra patria.
Os seguiré leyendo. Un abrazo y, si tengo oportunidad, seguiré escribiendo.
¡Os quiero pueblo!