DESDE LA IMAGINACIÓN A LA REALIDAD: LOS HORCOS
Siempre añoré conocer esa vertiente de agua, esas intrigantes laderas y barrancos, canteras, estampas; lugares tan fotografiados y admirados por mi pueblo como la esencia de los espíritus que guardan estas montañas. Jamás consideré las posibilidades de algún día hollarlas, pisar con mis botas tan enigmática hazaña.
Cuando nos acercamos a los corrales de tío Bichín nos recibieron dos perros. Ladraban como si reprendieran, se acercaban a nosotros protegiendo su hacienda; amedrentado un poco, nos bajamos y aparcamos en la mata Agualmedio y tomamos la cuesta que lleva cerca de unas paredes de piedra, y salvando el agua que señala más en alto una poza, me informaron que descendíamos desde los arroyos Arrobezo. Ni seguíamos camino, ni un mal sendero; íbamos por libre hacia arriba y, mi hermano, el primero. Yo le seguía entre ensueños, pensando que llegaría y poniendo todo empeño.
Mañana más.
Pedro G. G. también desea leer sus cosillas ¡ánimo pueblo!
Siempre añoré conocer esa vertiente de agua, esas intrigantes laderas y barrancos, canteras, estampas; lugares tan fotografiados y admirados por mi pueblo como la esencia de los espíritus que guardan estas montañas. Jamás consideré las posibilidades de algún día hollarlas, pisar con mis botas tan enigmática hazaña.
Cuando nos acercamos a los corrales de tío Bichín nos recibieron dos perros. Ladraban como si reprendieran, se acercaban a nosotros protegiendo su hacienda; amedrentado un poco, nos bajamos y aparcamos en la mata Agualmedio y tomamos la cuesta que lleva cerca de unas paredes de piedra, y salvando el agua que señala más en alto una poza, me informaron que descendíamos desde los arroyos Arrobezo. Ni seguíamos camino, ni un mal sendero; íbamos por libre hacia arriba y, mi hermano, el primero. Yo le seguía entre ensueños, pensando que llegaría y poniendo todo empeño.
Mañana más.
Pedro G. G. también desea leer sus cosillas ¡ánimo pueblo!