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LAGUNILLA: DESDE LA IMAGINACIÓN A LA REALIDAD: LOS HORCOS (6)...

DESDE LA IMAGINACIÓN A LA REALIDAD: LOS HORCOS (6)

Tendría que haberme quitado la chaquetilla de lana y dejar que aquella brisa de la tarde refrescara el sudoroso esfuerzo pero, estaba tan exhausto de fuerzas que advertía cierto temblorcillo muscular; temía derrumbarme y, con la intención de disimularlo, me recosté sobre una de esas jorobas pétreas que se irguen al borde del cauce, sobre una peculiar altitud ante la cascada. El pretexto de encender un purillo me pareció idóneo para disimular ante mi hermano mi estado real. Le parecería que aún tenía oxígeno de sobra en los pulmones, ya que inhalar humo requiere un estado bastante sosegado de respiración. Infligirme semejante castigo, en apariencia lo despistaría (pensé); pero fue él, a mi pesar, quien de verdad fumaba y saboreaba el tabaco contemplando tan magnífico paisaje. ¡Con lo perjudicial que es fumar después de un colosal esfuerzo!

El agua del arroyo discurría tan apacible que apenas se percibía el rumor del agua. Tenté la suerte de incorporarme, asegurando que ya se había esfumado aquel tembleque de mi pierna y saqué la cámara fotográfica de la funda.

- ¡Ten cuidado de no caerte al pozo!- Se preocupaba al advertir lo poco temeroso que me hallaba ante aquel precipicio. Y, tomando un pelín de precaución, se prestó en sujetarme por la espalda; con un puño bien cerrado, asido de la prenda de lana.

Pedro G. G. les desea una vida sana y libre de vicios tóxicos.