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LAGUNILLA: GRANIZADA...

GRANIZADA

¡Qué placer darse una ducha! No hay cosa más satisfactoria que relajarse bajo el agua, dejar que ésta te masajeé la espalda y los hombros; no se puede pedir más a esa manera de desentumecer y dilatar los músculos.
Nos mudamos de ropa, nos peinamos y nos dimos unas gotitas de agua de colonia. Esperamos a que se atusasen los pelos nuestras señoras. Siempre nos toca esperar… Ya están ¡Por Dios, nunca entenderé porqué! Ahí están ya ellas, tan guapas y retocadas; tan Cleopatras en sombras. Pues se pintaron ojos, cara y los labios de fresa. ¡Vámonos para el pueblo! Princesas. Saqué mis llaves y nos montamos en nuestro Opel Corsa. Dicen que es el vehículo de la gente divertida. ¡Hagamos a este lema justicia! Salimos tan alegres hacia Lagunilla.
Sobre un pañuelo de jardín que cruza Salas Pombo aparcamos (unos pies de mal cuidada hierba), desmontamos nuestros cuerpos y tomamos dirección abajo; un recodo que nos sitúa frente a Calle el Cantón. Buscamos la puerta de Amelia y nos entretuvimos cinco minutos rápidos de intención. Luego cayeron unas gotas del cielo y apresuramos el paso frente a la casa de” Rubiaca” (Asunción) hasta que nos pilló la granizada frente a casa de Juan (que en paz descanse) y Puri; o por ser más claros, nuestra calle y nuestra casa. Desde ahí todo fue correr, buscar techo al azar; hasta llegar al bar de Chuchi ¡Qué tromba de granizo y agua! Bajo una tarde de sol.

¡Buenos días pueblo!