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LAGUNILLA: ¡Hola Manchega! Siempre ha tenido el fuego en la humanidad...

SANT JUAN Y “LA SARNA”

Como en otros rincones del país, en Salamanca la noche de San Juan, preñada de magia y alumbrada por el hálito solsticial, genera un cambio rotundo en el ciclo vital. El fuego invita al salto y a la danza y, con ellos, a la renovación -se quema lo viejo- y a la solicitud de protección.
En esta vasta presencia por toda la geografía provincial, Lagunilla recuerda el zajumerio y cómo, al olor del romero incinerado, se encomendaba al Bautista que ahuyentase la sarna, tiña y otros males de tal jaez.

Tiene la noche de San Juan un carácter mágico con rancio sabor a épocas remotas que ha originado una multiplicidad de ritos relacionados con el agua, el sol y el fuego, algunos de los cuales todavía perviven.
En la provincia de Salamanca, la tradición llega desde los celtas, de las tribus vetonas y vacceas que poblaron estas tierras y adoraban al sol. Llega el solsticio de verano. La noche en que los pueblos salmantinos se disponen a rendir culto a la divinidad solar.

COPIA DE REVISTA. DIPUTACIÓN DE SALAMANCA.

Salud y suerte a todos.

¡Hola Manchega! Siempre ha tenido el fuego en la humanidad ese halo de misterio y esa carga de importancia que se le sigue contemplando. “Donde no hay fuego no hay hogar”, se ha dicho siempre. Lo de que curara la sarna no lo había oído antes pero sí está claro que todo lo que ronda al fuego destila pureza y desinfección; verbigracia aquellos tiempos de antaño, cuando la peste campaba a sus anchas; no son pocas las imágenes que hemos visto en las películas de esas épocas, tan salpicadas de horrores y quemas de casas.

Ayer ardieron hogueras por toda nuestra geografía, incluso aquí, al pie de mi casa. Se ha puesto de moda también las parrilladas. Antes tan sólo se saltaban. Llegan aromas de torreznos, costillas y sardinas hasta mi ventana. San Juan es día de fuego y buenas pitanzas calientes que salen de las brasas.

Un abrazo y gracias por volver a estar activo.