Quevedo advierte al ministro de hacienda… 400 años después
Ya lo advirtió Quevedo hace 400 años.
Parecieran versos dedicados al Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro; o al de Economía, Luis de Guindos; o directamente al Presidente Mariano Rajoy.
A todos ellos les #recomiendoleer a Quevedo.
Y es que los clásicos siempre esconden interesantes enseñanzas.
Quien ve su perdición cierta, aborrece
más que su perdición, la causa della,
y esta, no aquella, es más quien le enfurece.
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Tú, ya, ¡oh ministro!
Tú, ya, ¡oh ministro!, afirma tu cuidado,
en no injuriar al mísero y al fuerte;
cuando le quites oro y plata, advierte,
que le dejas el hierro acicalado.
Dejas espada y lanza, al desdichado;
y poder y razón, para vencerte:
no sabe pueblo ayuno temer muerte,
armas quedan al pueblo despojado.
Quien ve su perdición cierta, aborrece
más que su perdición, la causa della,
y esta, no aquella, es más quien le enfurece.
Ama su desnudez y su querella
con desesperación, cuando le ofrece
venganza del rigor, quien lo atropella.
Ya lo advirtió Quevedo hace 400 años.
Parecieran versos dedicados al Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro; o al de Economía, Luis de Guindos; o directamente al Presidente Mariano Rajoy.
A todos ellos les #recomiendoleer a Quevedo.
Y es que los clásicos siempre esconden interesantes enseñanzas.
Quien ve su perdición cierta, aborrece
más que su perdición, la causa della,
y esta, no aquella, es más quien le enfurece.
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Tú, ya, ¡oh ministro!
Tú, ya, ¡oh ministro!, afirma tu cuidado,
en no injuriar al mísero y al fuerte;
cuando le quites oro y plata, advierte,
que le dejas el hierro acicalado.
Dejas espada y lanza, al desdichado;
y poder y razón, para vencerte:
no sabe pueblo ayuno temer muerte,
armas quedan al pueblo despojado.
Quien ve su perdición cierta, aborrece
más que su perdición, la causa della,
y esta, no aquella, es más quien le enfurece.
Ama su desnudez y su querella
con desesperación, cuando le ofrece
venganza del rigor, quien lo atropella.
DANIEL INNERARITY. Esto escribía en un periódico hace pocas fechas este joven filosofo español.
“Hemos hecho del futuro el basurero del presente”
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Lo que no entiendo es cómo no nos mandan a paseo las generaciones más jóvenes tras haber descubierto que nuestra burbuja inmobiliaria la vamos a pagar con su educación, eso me parece terrible. Nos pagamos la vivienda, nuestra vivienda, con su educación. Alguna vez lo he llamado la dictadura del nosotros o la consideración del futuro como el basurero del presente. Las basuras que generamos, las hipotecas que no podemos pagar, el exceso de riesgo, el consumo irresponsable… ¿Quién lo está pagando? Las generaciones futuras. El contrato social, tal como lo pensaban Hobbes o Rousseau, estaba pensado fundamentalmente para contratantes que vivían en el mismo tiempo, y una de las grandes revoluciones que tenemos que hacer es pensar cómo se hace un contrato con los ausentes, porque nuestros hijos todavía no pueden votar, pero tendríamos que pensar como si ellos votaran. Todavía no se manifiestan, no protestan dependiendo la edad que tengan, pero tendríamos que ser capaces de anticipar, aunque fuera hipotéticamente, el interés de estos ausentes.
“Una mala construcción tarde o temprano se derrumba”
“Hemos hecho del futuro el basurero del presente”
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Lo que no entiendo es cómo no nos mandan a paseo las generaciones más jóvenes tras haber descubierto que nuestra burbuja inmobiliaria la vamos a pagar con su educación, eso me parece terrible. Nos pagamos la vivienda, nuestra vivienda, con su educación. Alguna vez lo he llamado la dictadura del nosotros o la consideración del futuro como el basurero del presente. Las basuras que generamos, las hipotecas que no podemos pagar, el exceso de riesgo, el consumo irresponsable… ¿Quién lo está pagando? Las generaciones futuras. El contrato social, tal como lo pensaban Hobbes o Rousseau, estaba pensado fundamentalmente para contratantes que vivían en el mismo tiempo, y una de las grandes revoluciones que tenemos que hacer es pensar cómo se hace un contrato con los ausentes, porque nuestros hijos todavía no pueden votar, pero tendríamos que pensar como si ellos votaran. Todavía no se manifiestan, no protestan dependiendo la edad que tengan, pero tendríamos que ser capaces de anticipar, aunque fuera hipotéticamente, el interés de estos ausentes.
“Una mala construcción tarde o temprano se derrumba”