UN DÍA ENTRE GENTE MARAVILLOSA (séptima entrega)
Con qué sosiego se vive de vacaciones en un pueblo tranquilo. Mientras se ablandan los músculos de carne lo suficiente para que la dentadura difícil de algunos comensales puedan dar cuenta. Algunas cervezas para distraer el tiempo y cubrir conversaciones trasteadas, buscando la sonrisa o la impresión de los acólitos a tales curiosidades que nada malo desentraña. Y, con la sencillez plebeya, se consienten disparatadas reflexiones y socarronerías en la benevolencia de ese interés consciente en mejorar la velada; en liberar el gesto adecuado sin ofender ni dar lugar a que nada trunque la confianza.
Con qué sosiego se vive de vacaciones en un pueblo tranquilo. Mientras se ablandan los músculos de carne lo suficiente para que la dentadura difícil de algunos comensales puedan dar cuenta. Algunas cervezas para distraer el tiempo y cubrir conversaciones trasteadas, buscando la sonrisa o la impresión de los acólitos a tales curiosidades que nada malo desentraña. Y, con la sencillez plebeya, se consienten disparatadas reflexiones y socarronerías en la benevolencia de ese interés consciente en mejorar la velada; en liberar el gesto adecuado sin ofender ni dar lugar a que nada trunque la confianza.