UN DÍA ENTRE GENTE MARAVILLOSA (décima entrega)
Tras tanto viajar por los confines ingleses en días anteriores, en esta ocasión, en esta visita al pueblo no tenía ningún proyecto para descubrir rincones o fuentes que os pueda revelar; esas excursiones tan aventuradas que terminan dejándome las piernas hechas una piltrafa. Mi visita fugaz, de paso por esta nuestra tierra, tan sólo tiene como objetivo un descanso y una satisfacción brindada al interés del “Ultimo Templario”, ya que tenía ilusión por encontrarse con un servidor. Es por ello que la mayoría de fotos que he sacado se centran en el entorno a esta casa nuestra, a esos vecinos que siempre estuvieron en nuestras vidas cuando nuestro hogar estafa afinado a esa puerta del número veinte cuatro de Salas Pombo.
Mientras esperaba que diese la hora de llegada para el Templario, nuestra calle me ofreció la ocasión de encontrarme con algunos foreros: Rubiaca (en la hora de la mañana) y al atardecer se me presento AG (Ángel, primo de Guillermo). Me sorprendió mucho el parecido que se da a nuestro “pocholo”; sobre todo en los ojos. Su compañera iba con gafas de Sol tan opacas que no se podía adivinar esa belleza de mirada que, de seguro, no le faltaba, porque sobre su perfil alegre y esa cabellera tan morena no puede caber otra cosa. Y, fuera de esas gentes que trabajan el foro, también recibí saludos de aquel muchacho que invite y me invitó en el bar de Feliciano. Oscar, que así se hace llamar, me permitió una foto y, hablando de su procedencia familiar, mi hermano pudo asegurarnos que somos primos lejanos por parte de la rama de mi padre (si no estoy confundido).
Tras tanto viajar por los confines ingleses en días anteriores, en esta ocasión, en esta visita al pueblo no tenía ningún proyecto para descubrir rincones o fuentes que os pueda revelar; esas excursiones tan aventuradas que terminan dejándome las piernas hechas una piltrafa. Mi visita fugaz, de paso por esta nuestra tierra, tan sólo tiene como objetivo un descanso y una satisfacción brindada al interés del “Ultimo Templario”, ya que tenía ilusión por encontrarse con un servidor. Es por ello que la mayoría de fotos que he sacado se centran en el entorno a esta casa nuestra, a esos vecinos que siempre estuvieron en nuestras vidas cuando nuestro hogar estafa afinado a esa puerta del número veinte cuatro de Salas Pombo.
Mientras esperaba que diese la hora de llegada para el Templario, nuestra calle me ofreció la ocasión de encontrarme con algunos foreros: Rubiaca (en la hora de la mañana) y al atardecer se me presento AG (Ángel, primo de Guillermo). Me sorprendió mucho el parecido que se da a nuestro “pocholo”; sobre todo en los ojos. Su compañera iba con gafas de Sol tan opacas que no se podía adivinar esa belleza de mirada que, de seguro, no le faltaba, porque sobre su perfil alegre y esa cabellera tan morena no puede caber otra cosa. Y, fuera de esas gentes que trabajan el foro, también recibí saludos de aquel muchacho que invite y me invitó en el bar de Feliciano. Oscar, que así se hace llamar, me permitió una foto y, hablando de su procedencia familiar, mi hermano pudo asegurarnos que somos primos lejanos por parte de la rama de mi padre (si no estoy confundido).