Luz ahora: 0,14050 €/kWh

LAGUNILLA: [Bar de Vallejo la Mata]...

[Bar de Vallejo la Mata]

UN DÍA ENTRE GENTE MARAVILLOSA (quinceava entrega)

Entrando por el bosquecillo, atajando hacia la pista, nos sorprendió ver el bar abierto y ocupamos una mesa con los rostros ya cansados del paseo. En el Vallejo se estaba muy confortable y, aunque se hallaba poca gente ocupando las mesas, se podía sentir ese murmullo natural de fiesta, esa sensación que nos llega cuando a nuestro rededor se mascan gratos eventos. Y, a penas pudimos pedir la consumición, alguien me tocó el hombro con curiosidad.
- ¿Te acuerdas de mí? – Preguntó con voz suave y cariñosa, esperando un gesto de explosiva sorpresa que no llegó a suceder tan precoz como se esperaba. Su rostro, aunque me era muy familiar, no ataba los cabos hasta que, a punto de equivocarme, vi a su gemela discreta y apartada a un lado; sabedora en su gesto de que es muy difícil retener una cara que apenas se dio a conocer durante unos minutos de tertulia y que, tras aquella presentación, se aparta de nuestros ojos durante casi un año. Ahora, en tan reciente acontecimiento, desde este rincón de España, podría asegurar que ya no volverá a olvidárseme ese perfil físico de J. González, Mercedes o Fulgencio. Qué viejo me sentí al hallarme tan extraviado de memoria.
En fin, resulta que J. González había quedado con “Último Templario” y no sabía que lo tenía sentado a mi diestra. Retorné para el asiento indicando con un despótico gesto a J. González quién era Templario y, en la misma, los presento a ambos. Le colmamos de gratificaciones orales y, sobre todo Último Templario, confiesa que bien se merece unas flores o mil cosas más por esa gran información que nos facilita de nuestra rama familiar. Ella, con la generosidad que le caracteriza, resta importancia a un trabajo que, confiesa orgullosa, comparte en equipo; ayudada de su hermana y hermano principalmente.
Nuestro séquito se impacienta y profiere unas amonestaciones discretas pero firmes para que volvamos a la mesa y agilicemos porque ya estaba a punto de empezar la película que iban a proyectar en la Plaza Mayor.