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LAGUNILLA: Me sumo a ti en tu homehaje a la labor de nuestra madres...

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Aparcar frente a nuestra casa era fácil, aún no había tanto automóvil como a fecha de hoy. Pero esas casas nuestras, tras tantos meses cerradas, necesitaban una limpieza a fondo antes de volver a ser habitadas. Así, de pronto, dejábamos las maletas en un rincón y tomábamos la escoba y la bayeta, las fregonas y las cubetas vacías para bajar a la fuente de las monjas y traer agua; todavía no habíamos metido el agua en casa. Fue algunos años más tarde, no recuerdo con exactitud cuándo, cuando comenzaron a introducir las tuberías y nos facilitaron las comodidades que ya disfrutábamos en el norte. Era grandioso poder ducharse e ir al retrete ahora en nuestra casa. Ya se le empezó a decir adiós a las bacinillas, a prescindir de las palanganas y, lo mejor de todo, el disponer tan a mano del agua.

Pedro que duro fue lavar en los inviernos, a mi madre la recuerdo quitar el hielo para poder lavar, y la ropa blanca se ponía al sol para que se pusiera mas blanca. Los de nuestra generacion vivimos un cambio abismal! gracias a Dios! y digo esto porque aprendimos a valorar todo lo que nuestros abuelos habían trabajado. Cuando leo tus relatos se me ponen los pelos de punta "que mujer mas valiente fue tu madre" siempre la recuerdo muy delgada y con sus polluelos

Me sumo a ti en tu homehaje a la labor de nuestra madres y abuelos en nuestra infancia. Yo tmbién recuerdo como mi madre rompía el "carámbano" del lavadero para lavarnos la ropa. Ni que decir tiene que los guantes de goma apenas si se conocían y si se conocían era muy caro para la época el adquirir un par de ellos.
¡Que vidas mas sacrficadas!